| Resumen: |
La noción heterosexualidad y homosexualidad tal como se la entiende hoy surge en el siglo XIX, cuando se fundamenta el modelo simbólico a partir del cual se asignan roles de identidad; en el modelo se determina cuantos sexos hay, como deben comportarse hombres y mujeres, cual es la práctica sexual ideal y, por supuesto, cual es la orientación sexual correcta. Es un sistema ideológico que logra un simbolismo al pensar la identidad sexual como perteneciente al ámbito de la naturaleza, e influye en nuestro concepto de cuerpo humano, en nuestra manera de construir el género y en la manera como expresamos nuestras experiencias sexuales. A partir del papel que se atribuye a los individuos en la reproducción de la especie, este conjunto de ideas determina lo que debe entenderse por normal. Otro elemento básico es que sobre esta continuidad de simbolismos se fundamenta nuestra particular manera de entender las identidades, como esencialistas y excluyentes, que sancionan a quienes se desvían del modelo reproductor hegemónico. La autora parte de la necesidad de explicar este modelo que ha dominado el pensamiento occidental sobre la identidad sexual y al mismo tiempo aportar datos sobre las investigaciones que durante el siglo XX lo han cuestionado. |
