Resumen: |
La autora comienza diciendo que el discurso del hombre se encuentra en la metáfora de la mujer. El hombre mantiene su nombre a través de su descendencia y esto tiene un simbolismo, el deseo de que las palabras representen el significado pleno de nuestra intención de que la progenie represente la presencia del padre en el apellido. Luego la autora habla de la misoginia de Nietzche y señala que ella oculta la envidia del filósofo, por no poder fingir un orgasmo como las mujeres, ya que de que esto se queja, así la mujer, quien es el modelo para el discurso desconstructivo, todavía es una mujer generalizada y definida en términos del orgasmo fingido, de simulación de mentira. Posteriormente, la autora habla de la teoría del desplazamiento en Freud, aplicado a la mujer, en la infancia la disposición del sujeto es bisexual, y de ahí surge la mujer, la envidia del pene aparta a la niña de la viculación con la madre, y cambia su objeto amoroso hacia el padre, en el hombre no existiría discontinuidad en el objeto amoroso. Así existe en la mujer como una máscara, desea temporalmente el objeto equivocado. El discurso de Freud y Nietzche es falocéntrico, Jaques Derrida señala que el discurso occidental está atrapado dentro del límite metafísico o falocéntrico, en el discurso filosófico las mujeres nunca han sido las heroínas, sin embargo en la desconstrucción sí existe una feminización de la práctica filosófica. Posteriormente Spivak analiza una obra de Derrida, que habla del himen y lo que representa la virginidad y vuelve con Nietzche y el papel de la mujer en la descontrucción del lenguaje. |