Resumen: |
El artículo analiza la presencia de dos figuras femeninas al interior de la identidad mexicana y chicana: la Malinche y la Virgen de Guadalupe. Sobre ésta última, se dice que es la encarnación de la antigua diosa prehispánica Tonantzin, quien es al mismo tiempo la tranquila Virgen María católica y la poderosa diosa de la tierra prepatirarcal. En tanto que Malinche representa la subversión femenina, y es percibida como alguien que contribuyó de forma desleal a la caída de su gente pues era una interprete en el ejército de Hernán Cortés al momento de la conquista del imperio azteca. Aunque, se señala que ambas figuras se han vuelto función una de otra. Se dice que al percibirse a la Malinche como alguien que habla por ella misma y no por la comunidad, es considerada como una mujer que ha traicionado su tarea cultural primaria: la maternidad. De esta manera, al asumir una voz individulizada no maternal, como la de las chicanas durante y tras el movimiento chicano (1965-1975), fue razón para algunos las tildaran de malinches o vendidas, lo que las impulsó a reivindicar a la Malinche en una diversidad de formas, tema que es explorado a lo largo del texto |